Un mismo hígado donado por un menor de edad fue utilizado para salvar las vidas de dos niñas receptoras que requerían de un trasplante para poder sobrevivir
Un mismo hígado donado por un menor de edad fue utilizado para salvar las vidas de dos niñas receptoras que requerían de un trasplante para poder sobrevivir a sus patologías hepáticas.
El trasplante, realizado con éxito en julio, requirió de la división del órgano en dos partes para que luego cada una fuera trasplantada de manera independiente en los cuerpos de las pacientes. El procedimiento fue realizado en el servicio de cirugía hepatobiliopancreática y trasplantes del Hospital Vall d’Hebron, de Barcelona.
Esta operación, que solo había sido ejecutada una vez en el pasado en este centro de salud (en 2012), requirió de la presencia y colaboración de un equipo integrado por 30 profesionales de la salud. Las niñas que recibieron el trasplante fueron Naroa, de 13 años, procedente del País Vaco; y Roma, de 8 meses, nacida en Barcelona. La primera, padecía de cáncer de hígado y de una enfermedad metabólica que le obligaba a restringir las proteínas; el diagnóstico de la segunda era de síndrome de Alagille, una enfermedad rara que la llevó a sufrir de una cirrosis hepática irreversible.
El doctor Ramón Charco, jefe del servicio que estuvo a cargo de la cirugía, explicó a la agencia de noticias Efe que “el trasplante hepático split es un procedimiento quirúrgico muy complejo y reservado para casos excepcionales que requieren un nivel alto de experiencia”.
En este caso, un médico y una enferma debieron viajar hasta otra comunidad para realizar la extracción del órgano en el donante menor de edad (cuya identidad no fue revelada) y trasladarlo rápidamente hasta el hospital donde se realizarían la división y el trasplante.
Al recibirlo, empezaron a realizar las labores en paralelo, buscando obtener mejores resultados. “Mientras se realizaba la división del hígado, simultáneamente, se preparaba a las dos niñas para recibir el órgano y se reducía así el tiempo de isquemia”, detalló a Efe el médico adjunto a la unidad de gastroenterología, hepatología, apoyo nutricional y trasplantes hepáticos pediátricos de Vall d’Hebron, Jesús Quintero.
La operación fue realizada con tal éxito que medio locales registraron que Naroa pudo recibir el alta hospitalaria tan solo siete días después de su ingreso en el hospital. Con este nuevo órgano en su interior, la niña ha empezado a ingerir una dieta más completa de aquella a la que antes debía restringirse: “sólo comía fruta, verdura y alimentos químicos sin proteína, lo que le condicionaba la vida (…) ya puede comer carne y embutidos”, declararon los médicos.
El caso de Roma fue diferente. Por ser de tan corta edad, continúan realizándole un seguimiento dentro del centro asistencial. A este respecto, Charco aseguró a Efe que “al ser más pequeña (8 meses) el tiempo de recuperación es más lento” y que se le implantó “la parte pequeña del hígado dividido, pero aún así era demasiado grande para su cuerpo y tuvo que estar unos días con la herida abierta antes de poder cerrarla”. El pronóstico es que “pronto” le será otorgado el alta, pero los médicos se cuidaron de no dar precisiones respecto a su fecha de salida.
Los padres de ambas pacientes se mostraron esperanzados por los resultados de la intervención. Vanesa, madre de Roma, agradeció a los profesionales de la salud que realizaron este difícil procedimiento y, muy particularmente, al joven que aceptó a realizar este trasplante “aquí solamente hay un héroe, que es el donante”.
De acuerdo con Efe, el Hospital Vall d’Hebron realizó el primer trasplante de hígado pediátrico de España en 1985 y ha sido pionero en hacer el primer ‘split’ para receptores adulto y niño, y en reducir un hígado para implantarlo a un paciente.
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