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FUERA DE GUARDIA

Hongos psilocibios: una puerta abierta para el tratamiento de la depresión y otras problemáticas

Diversas investigaciones concluyen que mediante el uso del ácido lisérgico (LSD) y la psilocibina, un alcaloide encontrado en los llamados "hongos psicodélicos", es posible tratar ciertos problemas como la depresión, ansiedad, adicción, anorexia y el miedo a la muerte.

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Los aspectos más relevantes del artículo

  • A partir de la década de 1970 se fueron construyendo varios relatos sociales que calificaron negativamente a los hongos psilocibios.
  • Otro obstáculo ocurrido en Occidente para el desarrollo de la psicodelia aplicada a los tratamientos clínicos, fue la banalización de su uso.
  • En 2019 la Administración de Drogas y Alimentos de los Estados Unidos (FDA) otorgó a la psilocibina la designación de terapia innovadora para casos de depresión resistentes al tratamiento convencional.
  • Varios estudios demuestran un aumento en la integración cerebral en pacientes con depresión luego del tratamiento con psilocibina.
  • Las partes del cerebro de estos pacientes se comunicaron más libremente entre sí, permitiendo una mayor flexibilidad, adaptabilidad y coherencia, y, por ende, sensaciones relacionadas con el bienestar. 

Hace algunas semanas se estrenó en la plataforma de streaming Netflix una serie documental llamada Cómo cambiar tu mente, basada en el libro homónimo del periodista Michael Pollan. Aunque el título pueda sonar a discurso de autoayuda no lo es en lo absoluto. La producción plantea cómo se pueden modificar ciertos pensamientos negativos recurrentes mediante el uso del ácido lisérgico (LSD) y la psilocibina, un alcaloide encontrado en los llamados “hongos psicodélicos”. Así, establece la posibilidad de utilizar estas sustancias para el tratamiento de ciertos problemas como la depresión. Además de la ansiedad, las adicciones, la anorexia y el miedo a la muerte.

Darle voz a un recorrido silenciado 

Pollan sostiene que una parte importante de la ciencia lleva décadas abogando por la psicodelia para tratar ciertas patologías, pero ha sido fuertemente silenciada desde la segunda mitad del siglo XX. ¿Por qué?

A partir de la década de 1970 se fueron construyendo varios relatos sociales que calificaron negativamente a los psicodélicos. Popularmente, se creía que tomar LSD provocaba daños irreversibles en el cerebro o alucinaciones suicidas que podían llevar a una persona a arrojarse por una ventana. Estas ideas fueron alimentadas, también, por la aparición de ciertos personajes como el asesino en serie Charles Manson, y por diversas experiencias vinculadas con sectas donde se consumían este tipo de sustancias.

Otro obstáculo ocurrido en Occidente para el desarrollo de la psicodelia aplicada a los tratamientos clínicos, fue la banalización de su uso, influenciada por la mediática presencia del psicólogo Timothy Leary y sus deseos de repartir hongos y LSD por doquier para revolucionar el mundo. Según Pollan, el poder de estas sustancias debería haber sido tratado con más sabiduría y humildad. Por eso, propone su consumo de una manera responsable, idealmente bajo la supervisión de personas calificadas. 

Experiencias con hongos psicodélicos 

Actualmente, existen varias experiencias donde se utiliza psilocibina para tratamientos médicos. Un ejemplo de ello es el Hospital St. Vincent de Melbourne, donde se trata a pacientes de cáncer terminal en un intento de aliviar su ansiedad por la muerte.

Específicamente, se administra a los pacientes una versión sintética de la psilocibina en una sola dosis.

Ahora bien, ¿qué es la psilocibina? Se trata de un compuesto presente en los hongos del género psilocibe, que pertenece a la familia de los “psicodélicos clásicos”, ya que estimula un receptor específico de la serotonina (que se encuentra predominantemente en áreas de asociación de la corteza cerebral).

Pero la psilocibina no solo está siendo utilizada para cuidados paliativos. Además, se está experimentando su uso en personas con depresión. 

Potencial antidepresivo de los hongos psilocibios

En un artículo publicado en La Nación, la médica y especialista en neurobiología, Lorena Llobenes, indica que, en 2019 la Administración de Drogas y Alimentos de los Estados Unidos (FDA) otorgó a la psilocibina la designación de terapia innovadora (breakthrough therapy) para casos de depresión resistentes al tratamiento convencional. De esta manera, reconoció su potencial terapéutico y permitió el aumento de las investigaciones científicas que ayudarán a su uso responsable, basado en la evidencia de su eficacia.

En los últimos 15 años, señala la profesional, al menos seis ensayos clínicos reportaron mejoras en síntomas depresivos luego del tratamiento con psilocibina. Sin embargo, el por qué de esta relación había permanecido como un enigma hasta hace algunos meses, cuando una investigación publicada en la revista Nature aportó nuevos datos al respecto. 

El estudio, realizado por un grupo de investigadores del Imperial College de Londres, demuestra un aumento en la integración cerebral en pacientes con depresión luego del tratamiento con psilocibina. En este informe se evaluó el impacto de esta sustancia en la función cerebral en dos ensayos clínicos de depresión. Por un lado, en un grupo con depresión mayor resistente al tratamiento convencional; y por el otro, uno donde compararon a la psilocibina con un antidepresivo convencional, el escitalopram, en el tratamiento de depresión.

Resultados relevantes

Durante el estudio se analizó a las personas a través de resonancia magnética funcional y se observaron cambios en la dinámica de grandes redes cerebrales. En especial en la conectividad de la red neuronal por defecto, default mode network (DMN) que está asociada principalmente con la introspección y con los pensamientos autorreferenciales de donde emerge la construcción del “ego”. Este proceso es clave si se tiene en cuenta que su forma de conectarse con otras redes cerebrales está relacionada con la sintomatología depresiva. Además de la poca flexibilidad cognitiva, los patrones de pensamiento rígidos y negativos con respecto a “uno mismo” y al futuro.

La hiperactividad de esta red mantiene a las personas atrapadas en círculos de pensamientos repetitivos y muchas veces destructivos.

En este experimento, a partir de la ingesta de hongos, se pudo evidenciar que:

  • Las partes del cerebro se comunicaron más libremente entre sí. 
  • Existió una mayor conexión con regiones que normalmente estaban fuera de los límites de su comunidad permitiendo “relajar” los patrones de pensamiento rígidos. 
  • Apareció una mayor flexibilidad, adaptabilidad y coherencia, y, por ende, sensaciones relacionadas con el bienestar.

En síntesis, por medio de la administración de psilocibina se mejoró la sintomatología depresiva. Esta acción antidepresiva podría ser específica de la terapia con hongos. Esto es porque no se observaron cambios en la dinámica de estas redes con el uso del antidepresivo convencional.

La evidencia es prometedora pero aún restan más estudios que analicen el poder del uso de psicodélicos para el tratamiento de esta y otras problemáticas, aunque es una puerta abierta que permite vislumbrar una interesante luz de esperanza.

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Fuente/s:

Lanacion.com

Saludconlupa.com

Nature

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